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viernes, 19 de abril de 2019

Bocetos de un sueño

Por: Jorge Reyes

Estoy aquí porque que aún hay cosas que no soy capaz de decirle a ella. No me tiene con cuidado, al contrario, me emociona, si algún día soy capaz de decir todo lo que tengo por contar ese día habré de encontrar al amor de mi vida... aunque hasta entonces, tengo esto.

Mis manos tienden a escribir lo que mis recuerdos les cuentan, aunque hay veces que las historias son tan rápidamente contadas o tan difíciles que mis extremidades no son capaces de contarlas, así que solo escriben un pequeño boceto de lo que en mi mente habita, aunque nunca fui un mal dibujante.

Una de las cualidades que mejor tengo es hablar... qué paradójico, es lo que mas me ha traído problemas, en especial con las personas que quiero. 



Hubo una vez una chica, se llamaba *** (he de mencionar que cambiaré sus nombres para proteger su identidad, o tal vez para protegerme de mí, es tan sencillo imaginar o hablar de un personaje que inventas a de una persona que vive dentro de tu memoria, no lo sé, tal vez sea al revés, pero será divertido descubrirlo) quien fuese una amiga del colegio, era mi mejor amiga. Dios, pasamos tantas cosas juntos, y teníamos una confianza que nunca había tenido con nadie. Hacíamos cosas que jamás había hecho y a pesar de eso, la dejé. Mis palabras fueron los peldaños que la hicieron bajar del tope de mi corazón a un lugar al que aún no quiero llamar “Olvido”. Lo peor del caso es que hasta eso, ella aún no lo sabe. Hay tantas cosas que tengo que decirle, pero cuando salen es tan poco, tan gris, tan... tan hueco. Solo tenía que decirle que esto no iba para más, pero mi manera de decirlo terminó con algo tan lindo que hasta entonces tenía. Hoy solo tengo un par de camisetas y un montón de recuerdos que ella me dejó, es gracioso, ahora ni siquiera las uso. Lo curioso del caso es que creo que hasta lo escrito es poco comparado con lo que en realidad quiero decir... aunque, siento que fue eso, creo que siempre fue eso. Hay tantas cosas adentro que jamás salieron, tantas cosas que siempre le debí, que ahora me da miedo el saber por qué nunca fueron realidad o tal vez, me tengo miedo a mí mismo.

Recuerdo a mi compañera ***, ella fue de las primeras que se dio por abrir conmigo, de las primeras que se dio a compartir lo que pensaba, lo que sentía, lo que quería decir. Ahora la veo pasar a veces, no sé si saludarla o abrazarla, pero mis dudas se van cuando alcanza a sonreírme y pasa de lado. Un momento, un segundo, un suspiro, un simple movimiento muscular facial que hace los labios formar una curva frente a mí. Eso es lo que soy, eso es lo que seré, eso es lo que me convertido: un recuerdo, una memoria, una fotografía vieja de una época que ya paso y que no volverá jamás; es tan doloroso ahora una vez que fui un par de horas, una tarde entera en el parque, miles de suspiros y de abrazos que eran una mezcla de un gran cariño, una gran confianza y de un –gracias por estar aquí. Y hoy soy una página más del álbum fotográfico que ella tiene dentro de un cajón (aun no sé si en verdad llegué a ocupar una página entera).Creo que perderla fue una conjunción de estupidez, ignorancia, y falta de ganas, orquestado de una manera magistral de tal manera que crearon una sinfonía llamada “Yo también la olvidé”.

Pasando al presente las cosas no cambian demasiado. Son las 2:49 a.m. y aún no tengo sueño. Siempre fui un chico de poco sueño, mis ojeras lo delatan mejor que nada, aunque estoy casi seguro que mis palabras son más notorias que las oscuras manchas que duermen bajo mis ojos, hasta esas descansan mejor que yo.

Dicen que la gente que duerme poco es porque es bastante imaginativa, que tienden a pensar demasiado en sus horas de sueño y que eso las mantiene despiertas. Algunos otros dicen que la gente como yo suele a tener sueños más lúcidos e interesantes debido a todo lo que está moviéndose en sus cabezas. Yo no pienso así. Yo estoy durmiendo, yo estoy descansando. Ahora mismo, estoy despejando mi mente, liberando toda la tensión acumulada durante el día y estoy completamente seguro que amaneceré mucho más tranquilo y descansado de lo que ahora estoy. Al menos para mí, mis ocho horas de sueño se mantienen con cada página que voy llenando.

Muchas personas me han preguntado que si alguna ocasión he recordado mis sueños y yo siempre les contesto que sí, aunque admito que son algo distintos a los ordinarios. Mis sueños no se olvidan cuando despiertas en la mañana, o con el paso del tiempo, mis sueños duran tanto como las palabras pueden hacerlo. Mis sueños no son un montón de pensamientos que la mente utiliza para crear situaciones que ven mientras duermen, mis sueños son un montón de pensamientos que la mente utiliza para crear oraciones puestas al azar y que, mágicamente tienen sentido, mis sueños son cada párrafo que se llena dentro de una hoja, mis sueños son todos estos caracteres que tienen un significado... como, por ejemplo, todo lo que he escrito. Bienvenido a mi sueño o bueno, lo que mis manos alcancen a dibujar de él.

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