Por: Jorge Reyes
Estoy aquí porque que aún hay cosas que no soy capaz de decirle a ella. No me
tiene con cuidado, al contrario, me emociona, si algún día soy capaz de decir todo lo que
tengo por contar ese día habré de encontrar al amor de mi vida... aunque hasta entonces,
tengo esto.
Mis manos tienden a escribir lo que mis recuerdos les cuentan, aunque hay veces
que las historias son tan rápidamente contadas o tan difíciles que mis extremidades no
son capaces de contarlas, así que solo escriben un pequeño boceto de lo que en mi mente
habita, aunque nunca fui un mal dibujante.
Una de las cualidades que mejor tengo es hablar... qué paradójico, es lo que mas
me ha traído problemas, en especial con las personas que quiero.
Hubo una vez una chica, se llamaba *** (he de mencionar que cambiaré sus
nombres para proteger su identidad, o tal vez para protegerme de mí, es tan sencillo
imaginar o hablar de un personaje que inventas a de una persona que vive dentro de tu
memoria, no lo sé, tal vez sea al revés, pero será divertido descubrirlo) quien fuese una
amiga del colegio, era mi mejor amiga. Dios, pasamos tantas cosas juntos, y teníamos una
confianza que nunca había tenido con nadie. Hacíamos cosas que jamás había hecho y a
pesar de eso, la dejé. Mis palabras fueron los peldaños que la hicieron bajar del tope de
mi corazón a un lugar al que aún no quiero llamar “Olvido”. Lo peor del caso es que hasta
eso, ella aún no lo sabe. Hay tantas cosas que tengo que decirle, pero cuando salen es tan
poco, tan gris, tan... tan hueco. Solo tenía que decirle que esto no iba para más, pero mi
manera de decirlo terminó con algo tan lindo que hasta entonces tenía. Hoy solo tengo un
par de camisetas y un montón de recuerdos que ella me dejó, es gracioso, ahora ni siquiera
las uso. Lo curioso del caso es que creo que hasta lo escrito es poco comparado con
lo que en realidad quiero decir... aunque, siento que fue eso, creo que siempre fue eso.
Hay tantas cosas adentro que jamás salieron, tantas cosas que siempre le debí, que ahora
me da miedo el saber por qué nunca fueron realidad o tal vez, me tengo miedo a mí mismo.
Recuerdo a mi compañera ***, ella fue de las primeras que se dio por abrir
conmigo, de las primeras que se dio a compartir lo que pensaba, lo que sentía, lo que
quería decir. Ahora la veo pasar a veces, no sé si saludarla o abrazarla, pero mis dudas se
van cuando alcanza a sonreírme y pasa de lado. Un momento, un segundo, un suspiro, un
simple movimiento muscular facial que hace los labios formar una curva frente a mí. Eso
es lo que soy, eso es lo que seré, eso es lo que me convertido: un recuerdo, una memoria,
una fotografía vieja de una época que ya paso y que no volverá jamás; es tan doloroso
ahora una vez que fui un par de horas, una tarde entera en el parque, miles de suspiros y
de abrazos que eran una mezcla de un gran cariño, una gran confianza y de un –gracias
por estar aquí. Y hoy soy una página más del álbum fotográfico que ella tiene dentro de
un cajón (aun no sé si en verdad llegué a ocupar una página entera).Creo que perderla
fue una conjunción de estupidez, ignorancia, y falta de ganas, orquestado de una manera
magistral de tal manera que crearon una sinfonía llamada “Yo también la olvidé”.
Pasando al presente las cosas no cambian demasiado. Son las 2:49 a.m. y aún no
tengo sueño. Siempre fui un chico de poco sueño, mis ojeras lo delatan mejor que nada,
aunque estoy casi seguro que mis palabras son más notorias que las oscuras manchas que
duermen bajo mis ojos, hasta esas descansan mejor que yo.
Dicen que la gente que duerme poco es porque es bastante imaginativa, que
tienden a pensar demasiado en sus horas de sueño y que eso las mantiene despiertas.
Algunos otros dicen que la gente como yo suele a tener sueños más lúcidos e interesantes
debido a todo lo que está moviéndose en sus cabezas. Yo no pienso así. Yo estoy
durmiendo, yo estoy descansando. Ahora mismo, estoy despejando mi mente, liberando
toda la tensión acumulada durante el día y estoy completamente seguro que amaneceré
mucho más tranquilo y descansado de lo que ahora estoy. Al menos para mí, mis ocho
horas de sueño se mantienen con cada página que voy llenando.
Muchas personas me han preguntado que si alguna ocasión he recordado mis
sueños y yo siempre les contesto que sí, aunque admito que son algo distintos a los
ordinarios. Mis sueños no se olvidan cuando despiertas en la mañana, o con el paso del
tiempo, mis sueños duran tanto como las palabras pueden hacerlo. Mis sueños no son un
montón de pensamientos que la mente utiliza para crear situaciones que ven mientras
duermen, mis sueños son un montón de pensamientos que la mente utiliza para crear
oraciones puestas al azar y que, mágicamente tienen sentido, mis sueños son cada párrafo
que se llena dentro de una hoja, mis sueños son todos estos caracteres que tienen un
significado... como, por ejemplo, todo lo que he escrito. Bienvenido a mi sueño o bueno,
lo que mis manos alcancen a dibujar de él.
viernes, 19 de abril de 2019
Bocetos de un sueño
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