Antología de poesía - Al Verbo

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sábado, 21 de marzo de 2020

Antología de poesía


Autor(es): equipo de redacción

Hoy 21 de marzo es el día mundial de uno de los mayores artes que el ser humano ha logrado crear: la poesía. Un arte que contribuye a la diversidad creativa al cuestionar, por  medio de la fonética, la metáfora y el símbolo, nuestra forma de percibir la realidad.
Es por eso que hoy el equipo de redacción de Al Verbo presenta la primera antología de poesía, ésta primera vez con 4 poemas de miembros del equipo, para promover su lectura y difusión, y crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma anticuada de arte, sino lo que verdaderamente es; una de las mejores vías de expresión de sentimientos e ideas. Disfruten.
-Juan Manuel Garza Macías (Fenris Wolf), coordinador de redacción de Al Verbo.

La única dama que he amado
Fenris Wolf

Tú y yo somos amantes antes incluso que supiera lo que es el amor, antes de escribir mi primer texto, cuando era un pequeño y curioso analfabeto. Y no sé por qué hablé en pasado, si incluso ahora me siento iletrado, pues con todo lo que he escrito, puedo describir y referir, más no envolver, tu sutil matiz.

Eres un anhelo tierno e imposible, una dulzura incognoscible al paladar, un encierro de lo indefinible y lo distante a la realidad. Una Helena de Troya, pero mucho más hermosa, con distinto nombre, con distinta forma. Aunque, a diferencia de ella, no iniciases nunca una guerra, ostentas aquella belleza discreta de alguien que no sabe ni sospecha que es bella por naturaleza.
Describirte es una quimera. Intangible, pero cautivadora como el fuego. Y si me acerco a ti, no es por tu luz sempiterna, sino por tu calor interno.

Por años te he amado, aunque nunca hemos hablado;  sólo he escuchado tu eco, verdad muerta en el pasado que resucita como mentira en el futuro, como el recuerdo de lo felices que nunca fuimos juntos, pues tu amor es tan distante, tan indeterminado, que besas sin usar los labios y abrazas sin tener brazos. Como música sin melodía, diría que eres es la mentira más verídica.

Herramienta predilecta del ingeniero del verso, pues aunque hoy este obrero no escriba en soneto, sino en prosa, la forma sobra en tu esencia abstracta, pues es mera sombra de lo que el poeta, en un banal intento, narra. Así que, para acercarme a ti, me tengo que alejar, pues para entender un concepto tan grande y amplio, a veces es necesario ser tan abstracto como aquel pintor que se expresa en extraños garabatos, y para entender el amor ideal, lo ideal es abstraerse de mirar la idea central. Es por ello que ahora invoco al simbolismo y a la metáfora, para que por medio de palabras cacáfonas capten una parte ínfima de tu realidad en la seguridad del espacio mental.

Musa de cambiante rostro, así como el color de tus ojos; unas veces rayos dorados, y otras, remolinos rojos. Miel amarga gestada en la inspiración, como un panal secreto compuesto de dolor. Etérea, de misteriosa esencia, conexión perfecta entre el cielo y la tierra, nébula dispersa que gotea con el pulsar del corazón un pensamiento ciego al intelecto y la razón, razón del insomnio de madrugada, que luego, como una llamarada, en mis yemas se exhala. Latente. Más caliente que un carbón candente. Sólo tú sacias la sed que causas, furiosa substancia de sentimientos dispersos, ente que cual fantasma burbujeante se me manifiesta en el pecho y sólo se exorciza por medio de textos.

Tú, dama que en cada madrugada te cuelas por mi ventana y me desnudas en mi cama hasta tal grado que me dejas sin piel y llorando, pero no sangrando. Tú, que surges del infinito y la nada, en un reino silencioso de oro y plata, y nadas por el capricho de nadar más en mi nicho como un bicho, sólo para volver a ser nada, como al principio del fortuito.
Pero, si tú vuelves a ser nada, si yo sin ti soy nada, y a la nada, nada le importa, cuando te vas, ¿por qué todo me descoloca y la nada tanto me agobia?
Y me aterrorizo. Caigo en el abismo. Me olvido de que existo. Y te grito: Musa onírica, por piedad te pido que susurres una vez más con tu voz muda en mi sordo oído, y como canto de sirena de un mito, des inicio a otro espiral de placeres y delirios.

Y siempre vuelves. Sé que lo haces porque te encanta la forma en la que te toco, aquella forma única en la que te abordo y nos fundimos en uno solo. Pero igual, siempre te vas. Corres tras las plumas de otros autores, con otros pensares, y con otra forma única de tocarte. Pero eso no me causa celos, lo digo aquí, pues eres la única mujer que dejaría que me engañe, pues sé que ni yo ni nadie es suficiente para ti.
Así que ahora que este escrito ha terminado, sólo me queda observar embelesado cómo otros escritores disfrutan contigo, así como acabo de hacer yo mismo. Veamos.
Partir

Sofía Delgado


Tomé mis cosas y partí a casa.
Pero ¿dónde es “casa”?
Y, ¿desde qué punto debo partir?

Y si planeo mi partida,
¿Quién será quien la va a sufrir?

Sufrimiento es el sentimiento
Que no logro digerir.
Partí una parte de mí, que no logro describir.

Tomé mis cosas, pero ¿qué cosas?,
Si nunca dueña de nada fui,
Más bien las cosas me tomaron
Y se adueñaron de mí.

Confuso es hacia donde debo ir
Y de donde he de venir.
Confundo lo que tengo y lo que soy,
Si realmente nunca nada tuve y nunca nada fui.

Pero si no soy nada, voy sola y no sé a dónde ir,
Entones tomo mi corazón porque me pertenece a mí y solo a mí.
Y no importa a donde parta, sino que nunca deje de partir.

Tomé mi alma y partí a mi vida
La que aún estoy por descubrir.
Tú…
Gregorio Chora

Tus emociones, tu amistad, tus locuras, tu belleza, tus abrazos.
Tu cara, tus manos, tu sonrisa, tus chistes malos pero que me dan risa, tu ternura.
Tus emociones, tu voz, tus risas, tu boca, tus caricias, tu olor, tus besos, toda tú…
“Te esperare para que me des oportunidad, porque te daré amor, y sabes cómo lo haré, dándote abrazos y besos como TÚ deseas y quieres, me sigues obsesionando toda TÚ”
Poema al poeta
Pablo González

Poderoso mago es aquel poeta
Que con versos al universo reta.
Sibilino amante y creador de mundos
Que conquista con poemas profundos.

Puede el poeta enamorarte lento,
O con viveza como lo hace el viento.
Desnuda su ser con gentil romance
O relata el esplín que en su alma yace.

¡Feliz día al creador de poesía,
Fiel aliado de la melancolía!
La ciudad del miasma
Escai

El humo sube.
La vida baja.
Ya tienes una excusa para llorar.
Palabras, personas, autos, fábricas, ¿qué diferencia tienen?
La primera parte es abrir los ojos. La segunda, mantenerlos abiertos.
¿Por qué el cielo no es azul?
Lo más difícil no es el primer paso, sino todos los demás.
Varios han muerto, otros se han rendido, ¿qué diferencia tienen?
Una máscara ocultará tu nariz, tu boca y tu alma.
Sólo puedes escapar, o aprender a vivir tapándote los ojos.
No vas a ganar.
Vives en la ciudad del miasma.
Estás hecho de tóxicos.
Los vomitas día con día.
Consumes la muerte como si no te dieras cuenta.
Vives la decadencia que te destruye por dentro, lentamente, sin ninguna prisa.
No hay presión.
Vas a caer de igual manera.
Ya sea por el peso de tus propios pecados,
O por un enfisema pulmonar.







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