Autor(es): equipo de
redacción
Hoy 21 de marzo es el día mundial de uno de los mayores artes que el ser humano ha
logrado crear: la poesía. Un arte que contribuye a la diversidad creativa al
cuestionar, por medio de la fonética, la
metáfora y el símbolo, nuestra forma de percibir la realidad.
Es
por eso que hoy el equipo de redacción de Al Verbo presenta la primera
antología de poesía, ésta primera vez con 4 poemas de miembros del equipo, para
promover su lectura y difusión, y crear una imagen atractiva
de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma
anticuada de arte, sino lo que verdaderamente es; una de las mejores vías de
expresión de sentimientos e ideas. Disfruten.
-Juan Manuel Garza Macías (Fenris Wolf),
coordinador de redacción de Al Verbo.
La única dama que he amado
Fenris Wolf
Tú y yo somos amantes antes incluso que supiera lo que es el
amor, antes de escribir mi primer texto, cuando era un pequeño y curioso
analfabeto. Y no sé por qué hablé en pasado, si incluso ahora me siento
iletrado, pues con todo lo que he escrito, puedo describir y referir, más no
envolver, tu sutil matiz.
Eres un anhelo tierno e imposible, una dulzura incognoscible
al paladar, un encierro de lo indefinible y lo distante a la realidad. Una
Helena de Troya, pero mucho más hermosa, con distinto nombre, con distinta
forma. Aunque, a diferencia de ella, no iniciases nunca una guerra, ostentas
aquella belleza discreta de alguien que no sabe ni sospecha que es bella por
naturaleza.
Describirte es una quimera. Intangible, pero cautivadora
como el fuego. Y si me acerco a ti, no es por tu luz sempiterna, sino por tu
calor interno.
Por años te he amado, aunque nunca hemos hablado; sólo he escuchado tu eco, verdad muerta en el
pasado que resucita como mentira en el futuro, como el recuerdo de lo felices
que nunca fuimos juntos, pues tu amor es tan distante, tan indeterminado, que besas
sin usar los labios y abrazas sin tener brazos. Como música sin melodía, diría
que eres es la mentira más verídica.
Herramienta predilecta del ingeniero del verso, pues aunque
hoy este obrero no escriba en soneto, sino en prosa, la forma sobra en tu
esencia abstracta, pues es mera sombra de lo que el poeta, en un banal intento,
narra. Así que, para acercarme a ti, me tengo que alejar, pues para entender un
concepto tan grande y amplio, a veces es necesario ser tan abstracto como aquel
pintor que se expresa en extraños garabatos, y para entender el amor ideal, lo
ideal es abstraerse de mirar la idea central. Es por ello que ahora invoco al
simbolismo y a la metáfora, para que por medio de palabras cacáfonas capten una
parte ínfima de tu realidad en la seguridad del espacio mental.
Musa de cambiante rostro, así como el color de tus ojos;
unas veces rayos dorados, y otras, remolinos rojos. Miel amarga gestada en la
inspiración, como un panal secreto compuesto de dolor. Etérea, de misteriosa
esencia, conexión perfecta entre el cielo y la tierra, nébula dispersa que
gotea con el pulsar del corazón un pensamiento ciego al intelecto y la razón,
razón del insomnio de madrugada, que luego, como una llamarada, en mis yemas se
exhala. Latente. Más caliente que un carbón candente. Sólo tú sacias la sed que
causas, furiosa substancia de sentimientos dispersos, ente que cual fantasma
burbujeante se me manifiesta en el pecho y sólo se exorciza por medio de
textos.
Tú, dama que en cada madrugada te cuelas por mi ventana y me
desnudas en mi cama hasta tal grado que me dejas sin piel y llorando, pero no
sangrando. Tú, que surges del infinito y la nada, en un reino silencioso de oro
y plata, y nadas por el capricho de nadar más en mi nicho como un bicho, sólo
para volver a ser nada, como al principio del fortuito.
Pero, si tú vuelves a ser nada, si yo sin ti soy nada, y a
la nada, nada le importa, cuando te vas, ¿por qué todo me descoloca y la nada
tanto me agobia?
Y me aterrorizo. Caigo en el abismo. Me olvido de que
existo. Y te grito: Musa onírica, por piedad te pido que susurres una vez más
con tu voz muda en mi sordo oído, y como canto de sirena de un mito, des inicio
a otro espiral de placeres y delirios.
Y siempre vuelves. Sé que lo haces porque te encanta la
forma en la que te toco, aquella forma única en la que te abordo y nos fundimos
en uno solo. Pero igual, siempre te vas. Corres tras las plumas de otros
autores, con otros pensares, y con otra forma única de tocarte. Pero eso no me
causa celos, lo digo aquí, pues eres la única mujer que dejaría que me engañe,
pues sé que ni yo ni nadie es suficiente para ti.
Así que ahora que este escrito ha terminado, sólo me queda
observar embelesado cómo otros escritores disfrutan contigo, así como acabo de
hacer yo mismo. Veamos.
Partir
Sofía Delgado
Tomé mis cosas y partí a casa.
Pero ¿dónde es “casa”?
Y, ¿desde qué punto debo partir?
Y si planeo mi partida,
¿Quién será quien la va a sufrir?
Sufrimiento es el sentimiento
Que no logro digerir.
Partí una parte de mí, que no logro describir.
Tomé mis cosas, pero ¿qué cosas?,
Si nunca dueña de nada fui,
Más bien las cosas me tomaron
Y se adueñaron de mí.
Confuso es hacia donde debo ir
Y de donde he de venir.
Confundo lo que tengo y lo que soy,
Si realmente nunca nada tuve y nunca nada fui.
Pero si no soy nada, voy sola y no sé a dónde ir,
Entones tomo mi corazón porque me pertenece a mí y solo a mí.
Y no importa a donde parta, sino que nunca deje de partir.
Tomé mi alma y partí a mi vida
La que aún estoy por descubrir.
Tú…
Gregorio Chora
Tus emociones, tu amistad, tus locuras, tu belleza, tus abrazos.
Tu cara, tus manos, tu sonrisa, tus chistes malos pero que me dan risa,
tu ternura.
Tus emociones, tu voz, tus risas, tu boca, tus caricias, tu olor, tus
besos, toda tú…
“Te esperare para que me des oportunidad, porque te daré amor, y sabes
cómo lo haré, dándote abrazos y besos como TÚ deseas y quieres, me sigues
obsesionando toda TÚ”
Poema al poeta
Pablo González
Poderoso mago es aquel
poeta
Que con versos al
universo reta.
Sibilino amante y creador
de mundos
Que conquista con poemas
profundos.
Puede el poeta enamorarte
lento,
O con viveza como lo hace
el viento.
Desnuda su ser con gentil
romance
O relata el esplín que en
su alma yace.
¡Feliz día al creador de
poesía,
Fiel aliado de la
melancolía!
La ciudad del miasma
Escai
El humo
sube.
La vida
baja.
Ya tienes
una excusa para llorar.
Palabras,
personas, autos, fábricas, ¿qué diferencia tienen?
La primera
parte es abrir los ojos. La segunda, mantenerlos abiertos.
¿Por qué
el cielo no es azul?
Lo más
difícil no es el primer paso, sino todos los demás.
Varios han
muerto, otros se han rendido, ¿qué diferencia tienen?
Una
máscara ocultará tu nariz, tu boca y tu alma.
Sólo
puedes escapar, o aprender a vivir tapándote los ojos.
No vas a
ganar.
Vives en
la ciudad del miasma.
Estás
hecho de tóxicos.
Los
vomitas día con día.
Consumes
la muerte como si no te dieras cuenta.
Vives la
decadencia que te destruye por dentro, lentamente, sin ninguna prisa.
No hay
presión.
Vas a caer
de igual manera.
Ya sea por
el peso de tus propios pecados,
O por un
enfisema pulmonar.






No hay comentarios:
Publicar un comentario