Por: Francisco Suceda
A lo
lejos se divisa que ahà viene la calaca,
dándose
un rol, va subiendo por Mederos en su baica.
Trae
algo entre manos, pero no sabe qué en concreto,
a ver
si en una de esas no se mete a la oficina de Al Verbo.
La
flaquita anda hambreada; va buscando botanita.
Yo
digo que se vaya a bajonear a La Abejita,
siempre
y cuando el don no se asuste y termine todo meado.
Aunque
más bien terminó enojado, pues la muy lista querÃa fiado.
La
flaquita sigue en FCC, dándole duro a su travesÃa.
Ya
supo a dónde entrar, va derecho a tesorerÃa.
Pobrecita
salió con cara todavÃa más moribunda:
¡ella
ni estudia y le cobraron una segunda!
Encabritada
va la huesuda, buscando con quién desquitarse,
pero
con tantas escaleras y veredas, más bien quiere hidratarse.
Agüitada
anda la blanquita, y para animarse iba bailando un tango,
Hasta
que a lo lejos la vio: era la Dra. Moncerrat Arango.
La
tilica exclamó con una gran elocuencia:
-
"Ahora sà les llegó su hora no opongan resistencia,
vine a
ponerle fin a toda negligencia"
Pero
la Dra. contestó:
-
"Nosotros somos Institución de excelencia,
aquÃ
no vengas con tus incoherencias"
Seguido
a eso mejor la invitó al Antro.
La
flaquita aceptó diciendo:
-
"Está bien, pero dinero no traigo tanto"
Y asÃ
bailaron y bailaron, hasta que les salió un callo,
y
cuando la flaca se descuidó, la Dra. se le peló como rayo.
Y aquÃ
termina nuestro encuentro, la calaca regresó sin vÃctimas;
nuestra
Dire se salvó pero muy apenitas.
Hasta
entonces mis amigos, cuÃdense y vivan al cien,

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