Por: Sofía Delgado
Los peregrinos no son unos cochinos
tampoco los padres de la iglesia son unos pederastas
ni los religiosos son unos amantes del juzgar,
no a todos los creyentes se les da por robar.
Maldita sea la hora en que como te llaman te hiciste llamar,
no mereces la etiqueta que te ha puesto la sociedad.
Esto no es un reclamo para una comunidad en general.
Esto es la batalla entre el bien y el mal.
Aquel que roba no merece ser llamado hombre de buena
voluntad;
aquel que reza que no me venga a mis calles ensuciar,
aquel que viola que sea incendiada la biblia que dice alabar
y aquel que juzga que no me venga con que la palabra de Dios
debo amar.
No me hables de las cosas que para ti no son normal
ni comiences a opinar, donde nadie preguntó por tu forma de
pensar.
No, mucho menos nos ensucies con tus actos que avergüenzan a
la humanidad,
deja que los buenos nos demuestren su fe, su paz y su
bondad.
No, no son los católicos ni cristianos ni seguidores de cualquier
creencia que se diga ser buena.
No son ellos los de las ideas y mentes retrógradas de
antigüedad;
al final de cuentas solo son unas personas más, en su amarga
realidad,
seres disfrazados, doble cara los vamos a nombrar.
Aquellos que manchan a toda una comunidad, con su manera de
actuar.
Son solo seres, estorbo, por lo que realmente son, los vamos
a llamar.
Están ahí perteneciendo en donde no se les debería permitir
ni entrar,
que la iglesia los corra, porque con su simple presencia
todo el templo se debe de quemar.
Y si realmente existe un Dios, él sabe de lo que estoy
hablando.
De quien son las manos que va cargando ese rosario,
qué tipo de hombre está debajo de ese traje sacerdotal
y quien realmente profesa el amor que tú dices primordial.
Que no se atrevan manos asesinas a tocar tu cruz
y que ninguna boca llena de odio nos dé la palabra del señor.
Que ningunas piernas usadas para violación se arrodillen
frente a tu luz.
Que ninguna mente enferma de maldad se justifique con la
hipocresía de tenerte en el corazón.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra
a los hombres de buena voluntad.
Esto no es un reclamo para una comunidad en general.
Esto es la batalla entre el bien y el mal.

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